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¿Quiénes somos? Un mecanismo democrático de representación que nos permite a los ciudadanos y organizaciones comunitarias ejercer vigilancia sobre los procesos de la gestión pública del Proyecto Conexión Vial Túnel Aburrá-Oriente, frente a las autoridades: • Administrativas • Políticas • Judiciales y • Legislativas. Así como de las entidades públicas y privadas encargadas de la ejecución de este proyecto. Su objeto es ejercer control social sobre la gestión pública del proyecto "Conexión Vial Túnel Aburrá-Oriente"

jueves, 27 de octubre de 2011

NO HABRÁ LUZ, SINO PÉRDIDAS Y SOMBRAS AL FINAL DEL TÚNEL

Veeduría Túnel de Oriente - 27 de octubre de 2011
Mucho se ha escrito sobre los impactos negativos del megaproyecto CONEXIÓN VIAL ABURRÁ ORIENTE, en su fase Túnel de Oriente, por diferentes instituciones, organizaciones y movimientos sociales; por profesionales de las áreas de ingeniería, geología, medio ambiente; por ciudadanos, políticos, juristas, periodistas…. De estos escritos, se infiere que estos impactos devastarán significativamente el sistema hídrico, ambiental, económico y social del corregimiento de Santa Elena y las laderas del oriente de Medellín, una zona altamente poblada. Santa Elena tiene una extensión aproximada de 74 km² y una población cercana a los 14.000 habitantes, quienes, en su mayoría,  derivan su sustento de la agricultura, el cultivo de flores y el turismo. Igualmente estarán afectadas por este proyecto secciones de territorio pertenecientes a los municipios de Guarne, Rionegro y Envigado. En este contexto, hablamos de un área de afectación  cercana a 110km² o sea a 110.000 hectáreas y unos 30.000 habitantes.

Haciendo una recapitulación de los efectos calificados, desde una argumentación sólida,  como  muy negativos por los estudiosos del tema, señalamos: el abatimiento de las aguas subterráneas por las excavaciones propias del túnel, lo que afectará en gran medida la disponibilidad del recurso hídrico en superficie, reduciendo ostensiblemente el abastecimiento de agua potable en comunidades que se surten del agua nacida en esta montaña; habrá un significativo detrimento de flora y fauna de la región; se perjudicarán muchas de las actividades productivas, entre otras, las de agricultura básica para el consumo y comercio y, el cultivo de flores (Santa Elena, junto con los silleteros y la feria de las flores fue declarada patrimonio cultural de la nación en el año 2003); se causarán deslizamientos de tierras de gran magnitud dadas las 5 fallas geológicas y 3 en formación (lineamientos) que atraviesan esta montaña; los diseños del túnel están hechos para privilegiar el transporte particular y liviano, y no, como se ha querido hacer creer, que se construirá para facilitar la llegada o salida del aeropuerto de vehículos pesados con carga para el comercio nacional e internacional. A lo anterior se suma la  ausencia de consulta y concertación sobre el impacto ambiental con las comunidades afectadas, y la concesión por CORNARE de  una licencia ambiental espuria que deja muchas dudas sobre su legalidad, dada la ausencia de rigurosos estudios geológicos, hidrológicos y de externalidades ambientales realizados por instituciones de probada independencia y solvencia técnica y científica (solo existe al momento el realizado por la firma Integral S.A. que señala algunos de los problemas enunciados).
En este orden de ideas, es abundante, consistente y rigurosa la argumentación desarrollada y entregada por organizaciones sociales, ambientales y ciudadanos corrientes constituidos en la “Veeduría ciudadana de control social sobre la gestión pública del megaproyecto…” en mención, a los gobernantes y a los organismos de control del estado local y nacional, solicitando acogerse al principio de precaución y responsabilidad que contempla la legislación ambiental vigente, suspendiendo el inicio de la obra hasta tanto no se realicen los estudios y concertaciones que obliga la ley.  Pero al presente, ningún ente u organismo estatal ha tomado una decisión en  esta dirección. Por ello, en este escrito, nos proponemos abordar este problema desde una corta reflexión sobre la responsabilidad social e histórica que tienen los gobernantes actuales, así como las personas en cuyas cabezas está hoy la dirección de los organismos de control del estado, de cara al presente y al futuro de las comunidades implicadas en este proyecto.
Quienes en su carácter de gobernantes o de su cargo estatal, asumen el poder político, tienen  el deber de poseer un digno y  arraigado código ético que guíe su conducta y el ejercicio de sus funciones, en orden a reorientar el egoísmo y las demás fuerzas vitales instintivas propias de la condición humana, dirigiéndolas e integrándolas hacia el crecimiento humano, cultural y social de sus gobernados.  No deben caber aquí intereses personales, ideológicos, religiosos, partidistas, de clase o de familia; cada una de sus acciones debe privilegiar lo público como un compromiso con el bienestar de todos los ciudadanos. Resumiendo: un propósito común compartido y socialmente válido debe ser la brújula que oriente y defina valores, planes, proyectos, metas, decisiones y acciones de gobernantes y funcionarios públicos.
En este orden de ideas, observamos una incoherencia entre las cualidades éticas exigidas al gobernante y a los funcionarios públicos, y las prácticas  ejercidas en el caso que nos ocupa. Esto lo afirmamos teniendo como marco de referencia la forma arbitraria y dudosa como se ha gestionado éste megaproyecto CONEXIÓN VIAL ABURRÁ ORIENTE por parte del gobernador Luis Alfredo Ramos, con el apoyo de algunos políticos de la región antioqueña, y con la anuencia  y el interés económico de empresarios de la élite de bienes raíces y de constructoras de obras de ingeniería. Como está planeado y como se ha tramitado, el megaproyecto privilegia el interés privado y particular, en detrimento del interés público. A nombre de un falso y mal llamado progreso, el túnel está calculado para fortalecer los intereses de constructoras y entidades financieras que tienen grandes proyectos urbanísticos en el oriente cercano antioqueño que se verán valorizados gracias al incremento del precio de sus tierras.
El Megaproyecto se hará a costa de la pérdida de grandes recursos hídricos, los cuales han sido calculados por estudios de Integral en 85 litros por segundo. El proyectado túnel de 8,2 kilómetros, atravesaría el sector de Cerro Verde, estrella hídrica en donde sobresalen la cuencas de las quebradas Santa Elena y  Piedras Blancas, además de los nacimientos de las  quebradas la Honda y la Yarumala  que conforman la cuenca del río Nare y  que alimentan algunos de los acueductos más importantes de la región. Esta zona que se encuentra en jurisdicción de la Reserva Forestal Protectora Nacional del Río Nare, con 8.829 hectáreas, fue declarada bajo  esta categoría por resolución 1510 de agosto 05 de 2010 del Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial. En este contexto, el túnel será un lugar de afluencia de aguas que se mezclarán:  aguas subterráneas dulces y bolsones de agua salada existentes dentro del territorio de Santa Elena, donde se encuentran yacimientos de sal debidamente contenidos. Si a lo anterior le sumamos los minerales agregados por el arrastre de material rocoso que removerá la obra civil, se puede prever que las aguas de los acueductos que se surten de las cuencas de Santa Elena saldrían contaminadas y por lo tanto no aptas para consumo humano. Así mismo, como el túnel se convierte en un drenaje del nivel freático, se afectarán las especies vegetales y la fauna silvestre; con el paso del tiempo, se evacuará el acuífero de Santa Elena y 30 quebradas más, afectando sin duda muchos acueductos veredales y cultivos, derrumbando viviendas, deteriorando la capa vegetal y desestabilizando y erosionando los suelos.
En este contexto, nuestro gobernador pasará a la historia como destructor de  un cerro tutelar que florece sobre la capital antioqueña, de sus gentes, culturas y ecosistemas; pasará a la historia como el gobernante que defendió los intereses personales de una élite con apuestas económicas en el oriente cercano antioqueño, por encima de defensa de la vida y de los recursos naturales de su territorio.  Nos asombra su capacidad, carente del mínimo respeto hacia las comunidades afectadas,  para poner en jaque su presente y su futuro, y más, conociendo su alta vulnerabilidad  económica y social. Así mismo, nos asombra el silencio y la inexistencia práctica del ministerio del Medio Ambiente, quien, informado oportuna y suficientemente sobre las inconsistencias y cuestionamientos a la licencia ambiental entregada por Cornare, no se ha manifestado al respecto, ni ha tomado cartas en el asunto.
No estamos haciendo esta reflexión desde un romanticismo descontextualizado. Hablamos, además de la estrella hídrica en Cerro Verde, de un corregimiento con una riqueza excepcional en flores y fauna, en plantas medicinales y aromáticas; la comunidad ha inventariado 212 plantas que sigue conservando y transmitiendo su uso a las nuevas generaciones. Esta tradición deja ver la riqueza y solidez de una cultura que tiene una relación activa con su pasado, y que recrea su presente, con opciones más limpias para resguardar la vida y la salud, algo que están demandando urgentemente las sociedades del presente. Hablamos de la destrucción de un pulmón, de un importante sistema biodiverso para sostener el equilibrio ambiental de la ciudad de Medellín, de sus municipios vecinos y de las poblaciones de oriente cercano. Hablamos de un Túnel que, además de tener tantos cuestionamientos, será construido por la misma Concesión que desarrolló la obra de la “doble calzada Las Palmas” la cual ha presentado serios problemas geotécnicos, que fueron obviados desde un comienzo, por lo cual grandes tramos de esta vía siguen presentando problemas de hundimiento, caída de grandes bloques de piedra, aguas subterráneas que hacen inestable el suelo produciendo grandes deslizamientos de tierra, especialmente en épocas de lluvias… en fin, sobran las palabras, basta recorrer la carretera para evidenciar la improvisación y la incapacidad de la concesionaria para desarrollar una obra de buena ingeniería; además del detrimento de dineros públicos que ha significado y seguirá representando el mantenimiento de esta “doble calzada” . Y, hablamos finalmente –para no alargarnos, y no por ausencia de más argumentos- de la “Reserva Forestal Protectora del Río Nare y otras zonas protegidas del plan Alto de Santa Elena” que corresponden a los municipios de Rionegro, Guarne y Envigado, Reserva de un poco más de 14.000 hectáreas declarada por el “Inderena” en el año de 1970, y que en el “Licenciamiento Ambiental” del año 2002 no fue considerada.
Con las evidencias expuestas, preguntamos, a los diferentes representantes de las Ramas Ejecutiva y Judicial,  en el orden Nacional y Regional, con responsabilidades públicas  frente a este megaproyecto:
¿Qué más debemos argumentar para que  nuestro gobernador y sus áulicos comprendan la gran responsabilidad que tienen con las presentes y futuras generaciones frente a su derecho al agua, a  un ecosistema equilibrado y a un medio ambiente sano?
¿Qué más debemos hacer, además de las acciones jurídicas que hemos entablado,  para que se ponga en entredicho la confiabilidad de la Concesionaria que desarrollará la obra, así como la validez de una Licencia Ambiental entregada en forma tan ilegal e ilegítima?
¿Cómo más podemos impugnar a los organismos de control y al Ministerio de Medio Ambiente, para que se apropien de estas denuncias y pasen de las declaraciones y llamados de buena voluntad a tomar decisiones contundentes que detengan la obra mientras no se cumplan los trámites legales correspondientes?
Finalizamos este escrito con una bella reflexión tomada  del texto de Knut Hamsun:  “La bendición de la tierra”… pensamos que ilumina mucho la génesis de esta defensa que hacemos de la montaña, la cultura y las gentes de Santa Elena; heredad que  ningún gobernante, ningún comerciante, ningún vendedor de ilusiones a nombre de un mal llamado progreso tiene derecho a destruir:
“…yo soy la niebla. Soy de los que saben que es lo correcto y hacen justo lo contrario. En cambio, él  es el rayo, por el momento presta sus servicios a la industria… él es el hombre veloz de nuestro tiempo. Pero el rayo como tal es estéril. Pensemos en vosotros… contempláis todos los días las mismas montañas profundamente arraigadas en el pasado, y son vuestras amigas. El cielo y la tierra os acompañan en vuestros quehaceres y os fundís con ellos, os fundís con todo esto tan extenso y tan enraizado. No necesitáis empuñar una espada, pasáis por la vida sin cubriros la cabeza ni las manos, prodigando una gran bondad. ¡Mira, ahí está la naturaleza, os pertenece a ti y a los tuyos! El hombre y la naturaleza no se perjudican uno al otro, sino que se dan la razón; no compiten, no persiguen nada: se acompañan… Las montañas, el bosque, las ciénagas, los prados, el cielo y las estrellas no son mezquinos ni comedidos, sino inmensos y pródigos… puedes estar satisfecho! Tenéis todo lo que necesitáis para vivir, todo por lo que vivir, todo en lo que creer; nacéis y engendráis, vosotros sí que sois imprescindibles. No todo el mundo lo es, pero vosotros sí: los imprescindibles de la tierra. Sois los que mantenéis la vida. Existís de generación en generación, producís y cuando morís, vuestra descendencia os sucede. Eso es lo que significa la eternidad… Y los demás, ¿qué somos?...
Veeduría Túnel de Oriente

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