SIN RODEOS

Túneles y laberintos

Por Jaime A. Fajardo Landaeta

e-mail: fajardolan@une.net.co

Arrecia el debate sobre si conviene o no ejecutar el proyecto Túnel de Oriente. Resulta difícil asumir una posición sin disponer de elementos de juicio que permitan hacer claridad sobre lo que más conviene, razón por la cual esta columna se declara neutral, por el momento. Pero hace notar que es precipitada la decisión del gobernador Luis Alfredo Ramos de iniciar ya su construcción. Asumiendo un tufillo dictatorial, anuncia que no someterá a consideración de la opinión pública las facultades legales que invoca para hacerlo. Agrega que nadie lo impedirá, ni siquiera un alcalde -por importante que sea-, refiriéndose a Alonso Salazar y a la postura de La Personería de Medellín.

Además, frente a un auditorio que le favorece y que no es el más facultado para pronunciarse, señala que el 96% de los antioqueños está a favor de la obra y que solo un 2% se opone. Pero ni siquiera ha permitido el debate abierto y amplio, sobre todo con las comunidades que en mayor medida se verán impactadas. Si el gobernador hiciera un consejo comunitario con ellas seguramente encontraría que ese 98% es de oposición al proyecto, o que por lo menos cuestionaría su inminente comienzo.

¿Por qué la negativa a concertar con los vecinos? En actitud arrogante los tacha, al igual que a los ambientalistas, de enemigos de la administración y del “desarrollo” de la subregión. No entendemos su posición, máxime cuando importantes voceros del sector advierten acerca de los graves perjuicios ambientales que se producirían sobre el Valle de Aburrá y el Oriente antioqueño. ¿Por qué el gobernador no crea las condiciones para que sea la próxima administración la que tome tan trascendental decisión? ¿Qué es lo que todavía no nos han contado? ¿Qué intereses están presionando la decisión, para “amarrar” al gobierno entrante? Claro, los amigos de la administración, contratistas, políticos y organizaciones afines apoyan al mandatario regional, en contra de las comunidades de Santa Elena y aledañas a la obra, y en contravía de una necesaria concertación con la administración de Medellín.

La intransigencia descrita está dejando a quienes discrepan del proyecto la opción de las vías de hecho, el paro o la movilización ciudadana como única alternativa.

Reiteramos: ¿por qué iniciar el proyecto en vísperas de la elección de las nuevas administraciones, si lo más sano es convertirlo en tema de debate en la formulación del plan de desarrollo?  ¿ no seria mas conveniente, para el conjunto de la región, que conociendo quienes serán el próximo Alcalde de Medellín y el Gobernador de Antioquia, se proceda con ellos a concertar el plan de inicio de las obras? Advertimos que de pronto ese 2% que dice el gobernador se opone a la obra va a ser el porcentaje que defina la obligatoria concertación que se debe dar, o incluso la fuerza determinante para su cabal ejecución. ¡No se ve luz al otro lado de este famoso túnel!